Nunca olvidaré el año pasado por estas fechas, cuando Bollicao en mano fui a recoger a nuestra hija a la guardería. Salió muy sonriente acompañada de su profesora y con un trozo de cartulina en la mano donde se podía leer desde lejos: ¡Feliz día, Papá!
Creo que la profesora debió quedarse flipada con la cara de bobo que se me quedó. Yo por mi parte lo viví como la típica escena de película donde el protagonista ve como todo de pronto comienza a moverse a cámara lenta a su alrededor, mientras la sonrisa de la chica (en este caso mi pequeña) iluminando todo, va adueñándose del plano poco a poco.
Sí amigos, quiero hablaros del maravilloso regalito del día del padre. ¡Qué grande! aisss ¡Qué ilusión!, la primera cosita que te regala tu hija… ¡y hecha por ella misma! La verdad es que echando la vista atrás jamás hubiese pensado que una cosa así me llegase a emocionar tanto, es más, seguramente, tampoco hace unos años hubiese podido imaginarme de pie en la puerta de una guardería esperando plantado con un Bollicao en la mano. Pero aquí estamos, con las lagrimillas casi a flor de piel y acumulando toda clase de cacharritos fabricados por la niña en su cole. Conservándolos con el mismo cuidado y meticulosidad con que un coleccionista de sellos guardaría su mejor ejemplar.
La verdad, y aunque suene a tópico, ser padre es lo más grande que he vivido y que viviré jamás.
Amig@s, hay que seguir reivindicando los permisos de paternidad si queremos vivir en una sociedad con igualdad real entre hombres y mujeres. Disfrutad de todos los momentos que podáis con vuestros hijos, el tiempo pasa y muy muy rápido.
¡¡¡Feliz día del padre a todos!!!
Jorge
No hay comentarios:
Publicar un comentario